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¿Tu hijo camina mal? Descubre cuándo es parte del desarrollo y cuándo debes acudir al especialista.

  • fernandacarballar
  • 8 ago
  • 2 Min. de lectura


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¿Has notado que tu hijo camina con los pies hacia adentro, de puntitas o con las piernas arqueadas?


Muchas veces estas señales generan preocupación, pero no siempre indican un problema grave. Acompáñame a entender cuándo es normal y cuándo es necesario consultar a un ortopedista 


Durante los primeros años de vida, el cuerpo del niño atraviesa múltiples cambios. El desarrollo óseo y muscular aún está en formación, y por eso es normal que la marcha (forma de caminar) no sea perfecta. 


Algunas de estas alteraciones desaparecen por sí solas con el crecimiento. Sin embargo, otras pueden necesitar valoración médica para evitar complicaciones a futuro. 


Alteraciones comunes que suelen corregirse solas 


1. Piernas arqueadas (Genu Varo) 


  • Frecuente en bebés hasta los 2 años 

  • Se debe a la posición dentro del útero 

  • Se corrige de manera natural al empezar a caminar 


2. Rodillas juntas (Genu Valgo) 


  • Aparece entre los 2 y 4 años

  • Las rodillas se tocan al caminar, mientras los tobillos se separan 

  • Generalmente mejora entre los 6 y 7 años sin tratamiento 


3. Pies hacia adentro (Marcha en rotación interna)


  •  Puede originarse en la cadera, la tibia o el pie 

  • Suele ser notoria entre los 3 y 8 años

  • Se corrige en la mayoría de los casos sin necesidad de intervención


4.- Caminar de puntitas de forma ocasional 


  • Algunos niños lo hacen por hábito o al jugar 

  • Si el niño puede apoyar los talones sin problema, no es algo preocupante



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Señales de alerta: ¿cuándo consultar?


Debes acudir con un especialista en ortopedia si notas alguna de estas situaciones: 


● El patrón de marcha no mejora con el tiempo

● El niño siempre camina de puntas y no puede apoyar el talón 

● Se cae con frecuencia o pierde el equilibrio con facilidad 

● Cojea, arrastra un pie o tiene posturas extrañas al caminar 

● Siente dolor en piernas, pies o caderas 

● Hay antecedentes familiares de deformidades ortopédicas 

● Notas un desgaste desigual en los zapatos 

● Una pierna parece más corta que la otra 


¿Cuándo es necesario acudir a una revisión ortopédica? 


En estos casos, es esencial acudir con un especialista que pueda hacer una revisión completa y determinar si se requiere tratamiento. 

En una consulta se revisan antecedentes, se observa cómo camina el niño, se hacen algunas pruebas de movimiento y, si es necesario, se solicitan estudios adicionales. En la mayoría de los casos, el tratamiento no requiere cirugía. Muchas veces basta con ejercicios, uso de plantillas o recomendaciones posturales para corregir el problema. En otras ocasiones, cuando la alteración es más severa o persistente, se pueden considerar opciones más específicas.


Conclusión: 


La recomendación más importante es no asumir que todo se corregirá “solo”. Cada caso es distinto, y aunque algunas variaciones en la marcha sí forman parte del crecimiento, otras no. Un diagnóstico oportuno permite evitar molestias futuras, corregir alteraciones a tiempo y, sobre todo, darles a los padres la tranquilidad de saber que su hijo está en buenas manos. 

Si has notado que tu hijo camina diferente y tienes dudas, lo mejor es agendar una valoración. Acude con el Dr. Ariel Andrade Lopez, especialista en el diagnóstico y tratamiento de este tipo de alteraciones. Atenderlo a tiempo puede marcar una gran diferencia en su desarrollo.

 
 
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